Las posibilidades compositivas y plásticas del collage, son inmensas en función de la combinación de materiales y soportes que utilicemos. Podemos pegar al soporte materiales bidimensionales (papeles diversos, reciclados o no, telas, fotografías, imágenes escaneadas,...) o/y tridimensionales (con materiales reciclados o creando texturas con pasta de modelar...). Según esto, nos encontramos con cuatro grandes grupos de collage:
1. DE PAPEL (Y/O TELA)
2. CON MATERIALES SÓLIDOS
3. CON TEXTURAS O RELIEVES (pasta de modelar de fabricación propia o comprada) Y PINTURA
4. CON PROCESOS DIGITALES
El arte de Juan Burgos (Uruguay)
Juan Burgos nació en 1963 en Durazno. Estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes durante dos años y se diplomó en diseño de modas. Se considera autodidacta en el campo del collage, en el que trabaja desde los años 80. Fue distinguido con el segundo premio del Salón Nacional de Artes Visuales en 2008, expuso en la Bienal de Venecia en 2009, en la Trienal de Chile, en la Bienal del Cairo en 2010, en la Bienal de Montevideo 2012 y en la Bienal de Curitiba 2013.
El espectador recibe un primer impacto de colores intensos. Burgos crea superficies tan pulidas que no parecen collages. Luego se descubre que hay imágenes variadas sacadas recortadas y extraídas de diversos medios (imágenes encontradas y seleccionadas por el autor y luego dispuestas según sus propósitos). Se exhiben obras figurativas planas donde se prima el horror vacui, el horror al vacío. En ocasiones el artista agregaba dibujos a las imágenes fotográficas, pero desde hace un buen tiempo deja de lado las fotografías y recurre a dibujos encontrados. Hay que internarse en esa imaginería intensa para ir viendo las figuras y captar las relaciones de unas con otras para luego tener una visión global. Es muy difícil tener una idea a primera vista.
En el cúmulo de imágenes que aparecen hay figuras de los cuentos infantiles, superhéroes de comics, imágenes de la vida cotidiana y de la propaganda, figuras políticas, reproducciones de arte contemporáneo, representaciones religiosas tradicionales, actitudes repugnantes del ser humano. En el contexto se descubren monstruos, caras torturadas, ojos de pánico, sangre, armas, puños cerrados como señala el propio autor cuando se dialoga con él.
Se observan elementos muy ríspidos, inquietantes, perturbadores muy variados. Burgos explica su concepción del mundo: “un caos plagado de contradicciones y de violencia.” Pero no es un artista dramático. Su obra es sarcástica, ácida, humorística.
Un tema recurrente es la religión y aparecen y reaparecen imágenes de vírgenes, santos, la cruz, están presentes de manera casi constante. Burgos ataca instituciones, la superstición, aunque señala las posibilidades de mantenerse puro e íntegro.
Luego de un viaje a China, el artista se interesó por la simbología de la política maoísta, y allí recogió afiches que estaban al servicio del estado comunista para establecer una crítica al sistema totalitario. A su vuelta a Montevideo escaneó esas imágenes, las imprimió y de ahí empezó una serie nueva de collages.
De esta nueva obra se desprende otro universo crítico, esta vez a la política del ex-líder Mao Tse Tung y también de la sociedad contemporánea china que se vincula a los elementos satíricos de los propios s artistas chinos actuales. Burgos dispara contra las contradicciones entre la ideología, la represión y el crecimiento del capitalismo.
Para la exhibición actual Burgos se concentra en los afiches, utiliza el propaganda póster y el esténcil, la paleta queda restringida a un espectro rojo y negro en alusión a la propaganda de la China comunista. La instalación consta de un gran mural (sin características muralistas) de papel afiche desplegado sobre la pared central del fondo de la sala. Burgos utilizó la publicación de Giogi Monoscopio Graphic and art design para extraer algunas imágenes y a manera de tributo, la pieza se titula “Giogi in China, la madriguera del Conejo”. Burgos plantea la ambivalencia de la iconografía y le da un nuevo sentido al mostrar la contradicción de una consigna anticapitalista en un país donde cada día inauguran nuevos centros comerciales. También aparecen dos siluetas enfrentadas a un tanque de guerra, tomada de un esténcil argentino, que es una alusión clara a la represión militar en la plaza de Tiananmen. Un personaje obrero de fábrica con la cara de Ronnie Mac Donald y el mameluco con el sello firma de Burgos, lleva de la mano un montón de niños chinos. Desde el cielo cae un chorro de tinta roja, metáfora de sangre, un recurso asociado al slasher, Burgos, que nos acerca más a la imagen de la pintura que a la pintura misma. “
Las ciudades donde vivimos- afirmaba Burgos- se han convertido en espacios caóticos donde la violencia, la polución sonora y la confusión están tan incorporados por nuestros sentidos que a veces somos inmunes a la miseria que nos rodea y no la vemos, por eso me pareció interesante representar estas situaciones con una estética que se aproxima a lo infantil y a la fábula, con colores chirriantes, lleno de flores y personajes sacados de relatos fantásticos. De esta manera el espectador tiene la oportunidad de volver a detenerse en estos aspectos de la vida cotidiana en la ciudad como una foto con trampa, como un caramelo que al disolverse en la boca deja el retrogusto del edulcorante.